Cada vez que alguien grita su apellido, a José Serrano le salta el corazón. Está sentado en la sala de espera del Centro de Salud y no se mueve de ahí desde el viernes a la noche, cuando su hijo Pablo Daniel Serrano llegó con una herida de bala. Al muchacho, de 31 años, le dispararon para robarle la moto y su estado es grave.

“No creo que pase de esta noche”, le había dicho un médico a José el sábado a la noche. Los pronósticos eran los peores. Sin embargo, Pablo todavía pelea por su vida desde una cama de la terapia intensiva. Tiene un proyectil alojado en la columna vertebral que además le perforó los intestinos grueso y delgado, y le dañó el bazo. Según le comunicaron a la familia, el calibre que utilizó el autor del disparo es 22 largo.

Todo comenzó el viernes a la noche, cuando Pablo salió de trabajar. Es peón de obra de la empresa Roda Transformecánica, una firma que presta servicios para EDET. Después de su jornada laboral, Pablo regresaba a su casa a bordo de la moto Honda Twister roja que le había regalado su papá. Pero un ladrón lo interceptó en el camino.

“Parece que paró en el semáforo de la esquina de México y Ejército del Norte. Ahí se le subió alguien atrás y le puso una pistola en la espalda para obligarlo a desviarse. Frente al Obarrio (sobre calle San Miguel al 1.600) le pegaron un tiro y le quitaron la moto. Parece que la Policía lo levantó y lo trajo al hospital”, estimó José.

Cuando Pablo llegó a la guardia, sólo balbuceaba dos palabras: los nombres de sus pequeñas hijas, que tienen cuatro y seis años. Después perdió la conciencia y no volvió a hablar. Todos esperan ansiosos que se despierte para que pueda relatar con precisiones qué fue lo que pasó. Su padre está convencido de que intentó resistirse al asalto y que por eso terminó herido. “A mí en 2003 me apuntaron con una pistola y me robaron la moto, pero la entregué. Conociéndolo a mi hijo, él debe haber peleado. No le gusta que le toquen nada porque valora mucho cada cosa que tiene”, explicó su padre.

José está desesperado y ruega a Dios que su hijo evolucione. “Pablo es mi único hijo, no tengo a nadie más, es lo que más quiero en la vida. No quiero ni saber quién le hizo esto, no quiero conocer a esa persona porque, si la conozco, estoy seguro de que soy yo el que va a terminar preso”, agregó.

Un día después

Una situación similar vivió otro motociclista de la capital, el sábado a la noche, en Villa Alem. La víctima es Edmundo Antonio Corbalán, un hombre de 63 años que conducía una Gillera Smash de regreso a su casa, cuando sufrió el ataque de dos delincuentes.

Según les contó Corbalán a los policías que intervinieron en el caso, circulaba por Jujuy y fue interceptado al intentar doblar por calle Malabia.

Dos delincuentes que viajaban en una CG negra se le acercaron y le exigieron que les entregara la motocicleta.

La víctima se resistió y comenzó a forcejear con el ladrón que viajaba como acompañante. En ese momento intervino el conductor de la CG, que extrajo un arma de la cintura y realizó un disparo.

Los asaltantes escaparon sin conseguir llevarse la motocicleta de la víctima. Corbalán, por su parte, había recibido un balazo en el pie izquierdo y condujo hasta su casa, donde fue auxiliado por sus familiares y llevado al hospital Padilla. Allí recibió asistencia médica y luego le dieron el alta.